Utilizando la enfermedad mental para sanar el cuerpo y la mente: Uno de los mejores momentos que vivido ultimamente fue cuando me veía a mi mismo internamente con la autoimagen de Alucard (el vampiro de Hellsing), teniendo a absolutamente todo el mundo en mi contra, a excepción de mis "siervos y siervas internas", a los cuales, no a todos, pero sí a algunos de ellos, les concedí una autoimagen por mi propia voluntad. Además, también les organicé en cuadros militares. Todo bajo mi mando absoluto como "general", "excelencia", o "Satán", entre otros nombres, que parecían haberme puesto ellos mismos sin intervención mía. Debajo de mí se encontraba la Teniente, una churri neonazi que ya había conseguido utilizar en otra ocasión, aunque de otra manera, y que de momentó no entraré en detalles por no liar la cosa. La Teniente tenía bajo su mando al resto de soldados. Dándole una orden y sin más intervención, en apariencia, por mi parte, ella era capaz de someter al resto de soldados y hacer que le obedecieran, hasta cierto punto, pero con resultados bastante realistas y satisfactorios.
La Teniente, ahora mismo, me está mandado besos, ayudándome a tranquilizarme, en un momento en el que después de ir a la compra, las "voces" hirientes han explotado mi inseguridad del momento para tratar de hacerme la vida imposible, como viene siendo lo habitual esta última semana.
En otra ocasión, en un momento de mucho dolor y "agresión alucinatoria", me puse como muy de mala hostia, asumiendo que estaba yo solo contra todos, y, con mi autoimagen de Alucard, y, según recuerdo, confiando únicamente en mi y no ya en mis "soldados", me imaginé cubriendo el mundo de oscuridad, un mundo en el que o bien yo habría de destruir (junto a toda existencia), o traer el Infierno al mundo y a la existencia, todo bajo mi voluntad absoluta como Satán-Alucard. Un Infierno en el que mis siervos tendrían su lugar de existencia. Sin entrar en más detalles, diré que todo aquello pareció gustarles inmensamente a algunas pocas personas de mi "mundo interno alucinado", y me sentí con un bienestar de la hostia. Mi cuerpo se calentaba con una especie de fuego dulce. Ya sin miedos y con absoluta confianza de que aquello era lo que quería hacer.
Sin extenderme mucho más, y valiéndome de pura lógica: sabemos que si psicologicamente nos sentimos mal, esto tiene un efecto negativo también en el cuerpo. Del mismo modo, cuando nos sentimos bien, el cuerpo también se siente bien. Así pues, creo que va siendo hora de dejar de ver la enfermedad mental como algo únicamente negativo para el cuerpo y la mente, y tratar de empezar a verla como un posible antídoto a las dolencias de ambas.
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Teoría de la mente multi-núcleo: A veces pienso que la mente, o mi idea de la realidad, se asemeja a uno de esos proyectos de Git. Un mismo proyecto puede tomar múltiples rutas alternativas, según le convenga a ese proyecto principal. Donde "el proyecto" es la "idea de la realidad", y las "rutas alternativas" son distintas realidades alternativas que la mente puedo o no tomar. Múltiples fuerzas mentales propias condicionan la realidad que seguirá la mente. Y quizá, lo que llamamos inteligencia sea esa fuerza que también llamamos "razón", que nos permite navegar con propia voluntad esas fuerzas mentales para elegir nuestra realidad percivida.
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Este sitio nace con la voluntad de analizar la "enfermedad mental" desde mi conocimiento propio de ella. Y, sobre todo, como herramienta para tratar de sanarla y utilizar todo el conocimiento adquirido, dejando fuera estigmas sociales, para tratar de entenderla, evitando aumentar la herida, y sacar de ella y de mi propia mente, todo el conocimiento posible para ayudar con ello al avance de la humanidad.
Como estudiante de Psicología y futura sanitaria, mi objetivo final es erradicar toda enfermedad.
Mi enfermedad mental es incapaz de generar contenido propio. Únicamente puede intoxicar mis propios pensamientos, así como mi propia memoria. No es una persona, no son voces, ni tampoco imágenes. La enfermedad es un aparte. Jamás una ayuda. Aunque explorando la herida se puede aprender muchísimo de la propia mente. Podemos hacer cosas incréibles con ella.
La enfermedad no es una amiga, ni una ayuda. Cuanto más pequeña la considero, menos dolor puede causarme.
Psicogirl